Conozcamos las cápsulas de estaño para botellas de vino

Las cápsulas se colocan en el cuello de las botellas de vino para protegerlas. Protegen no solamente del polvo sino también de la sequedad y del deterioro que podría ocasionarse. Son las que ofrecen una cierta garantía de que la botella no ha sido abierta. Los objetivos de utilizar cápsulas en las botellas de vinos son variados. Por un lado, tiene fines estéticos. Por otro, poseen componentes higiénicos.

¿Por qué estaño?

Existen cápsulas para botellas de vino fabricadas en diferentes materiales. Se las puede encontrar en estaño puro, pero también en plomo y estaño, que consiste en una lámina de plomo recubierta por estaño. Esta última opción no es recomendada y en ciertos países está prohibido su uso debido a que el plomo puede ser tóxico. También se encuentran cápsulas en material complejo, en PVC y en aluminio.
Hoy en día, el estaño es uno de los materiales más empleados para la fabricación de cápsulas para botellas de vino. El material es seleccionado cuando se quiere generar cápsulas de muy
buena calidad, por lo que es frecuente verlas en vinos de alta gama o de bodegas reconocidas.
Se constituyen por una sola pieza que suele tener una pureza del 99,95%. Son fáciles de abrir y se pueden encontrar en una gran diversidad de diseños y colores.

Más información sobre las propiedades del estaño.

Historia de las cápsulas de estaño

La historia de estas cápsulas tiene su origen en Europa, por el 1760. Llegaban famosos vinos franceses a la corte de Viena, que eran transportados en barricas primitivas. Quien disfrutaba
del vino era el Rey, acompañado por sus cortesanos. Lo que se hacía con el restante de las cenas y banquetes era colocar el vino en botellas de vidrio y almacenarlo. Pero este vino era
consumido por otras personas y reemplazado en los nuevos envases por agua o por vinos de una calidad inferior.
Se dice que cuando el Rey descubrió esta situación, decidió colocar sello real en todas las botellas. Esto tuvo lugar en 1761. Lo que se empezó a hacer, entonces, fue lacrar y marcar las
botellas con su insignia hasta el momento de ser utilizadas en los banquetes o en las fiestas. Se consideró como una eficaz medida de seguridad, que velozmente fue extendida a lo largo de la
mayor parte de los países europeos.
Luego de esta decisión, comenzaron a aparecer nuevos problemas. cuando los lacres se rompían, los comensales resultaban sucios, junto con la comida y con el propio vino que se
contaminaba. Esto se solucionó unos años después, en 1789, cuando Hagi, un originario de Hungría, ideó la primera cápsula de estaño con un sello real en su parte superior. Desde ese
entonces y al día de hoy, las cápsulas han ido cambiando de formato, pero tomando como idea inicial la surgida hacia fines del siglo XVIII.

Conoce más sobre la historia de este metal.