La historia del estaño

En la actualidad, el estaño es uno de los elementos más conocidos, cuyas aleaciones tienen una gran diversidad de usos y aplicaciones. No obstante, no se trata de un material recientemente conocido ni que date de poco tiempo atrás. Hoy en día, el estaño es el cuarto metal más apreciado, sólo después del platino, del oro y de la plata. A continuación, conoceremos más acerca de la historia del estaño y sus diferentes utilizaciones.

¿Cuándo comenzó a usarse el estaño?

Pudiendo encontrarse referencias al respecto en la Biblia, ya se producían elementos y objetos artesanales de estaño en el Antiguo Egipto. La comercialización de este material se remonta a tiempos de los fenicios y, posteriormente, de los romanos.

Los primeros yacimientos de estaño se encontraron en el continente europeo. Estos, provenían especialmente de la Península Ibérica, de Bretaña, de Cornwall y de Devon.

También se producía en Italia desde la Toscana y hasta la época romana. No obstante, en este último caso, la minería de este material en la península italiana se detuvo en los 80 después de Cristo.

A lo largo de la Edad Media, la producción de estaño se vio limitada como consecuencia de los conflictos en el continente. En ese entonces, su uso se centraba especialmente en la iconografía religiosa, que utilizaban tanto la realeza como los comerciantes ricos. Más tarde, durante el Renacimiento, las mejoras sustanciales en la calidad de vida de la población y la evolución, tanto social como económica de la sociedad, llevaron al estaño a cumplir un rol cada vez más relevante. Este tenía que ver con su capacidad de sustituir parcialmente a la madera y a la arcilla como materias primas. Así, se empezaron a generar objetos mucho más durables y de mejor calidad, que tenían al estaño como principal material.

El estaño y su edad de oro

Durante los siglos XVI y XVII, se consideró que se estaba asistiendo a la Edad de Oro del estaño. Ello se debió a que, en este tiempo, este material se fue convirtiendo en la principal materia prima de los objetos litúrgicos y de las vajillas.

Se empezó a usar en todos los países del continente europeo. Debido a la sofisticación del arte de la fundición, se empezaron a hacer objetos y piezas cada vez más interesantes y bellos con el estaño. Soperas, teteras y lecheras de estaño empezaron a aparecer en los palacios y en las casas de las personas ricas. Los objetos fabricados en estaño comenzaron a ser cada vez más valorados, tanto por su belleza, como por su maleabilidad y su
utilidad y resistencia.

Con la industrialización, el estaño comenzó a ser desplazado y dejó de tener tanto interés. Se empezaban a privilegiar las piezas de líneas mucho más sencillas y con materiales más veloces de moldear. Sin embargo, los tiempos modernos que transitamos volvieron a darle relevancia y a valorarlo como material. Por eso, hoy en día se puede encontrar en algunos talleres artesanales que han sobrevivido a las tendencias fáciles y veloces del período industrial.

Características puras del estaño

Es un metal de color blanco, maleable y resistente a los procesos de la corrosión. Debido a esto, es generalmente utilizado como cobertura de otros elementos para protegerlos de la corrosión. A su vez, es frecuente en muchos tipos de aleaciones. Cuando el estaño es puro, posee dos variantes alotrópicas. Una es el estaño blanco, metálico
y natural.

Este, es un fuerte conductor eléctrico, que se mantiene estable en temperaturas superiores a los 132°C. El segundo es un estaño gris, de estructura cúbica y semi-conductor. Es un polvo no metálico, frágil y menos pesado que el mencionado con anterioridad. Además, puede mantenerse estable en temperaturas inferiores a los 13,2°C.