Comercio global en la actualidad: mapa mundial del níquel – Codam S.A.

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Comercio global en la actualidad: mapa mundial del níquel

A lo largo del último tiempo, el centro de gravedad del mercado global del níquel se ha desplazado considerablemente en dirección a Asia, con el rol preponderante de Indonesia, una superpotencia emergente. A través de una estrategia importante que incluyó la prohibición de exportar mineral en bruto en 2020, el país ha logrado forzar la construcción de fundiciones en su territorio, atrayendo miles de millones de dólares e inversiones, principalmente provenientes de China.

El resultado de esta decisión ha sido que, hoy, Indonesia controla más del 60% de la producción mundial, con una alianza estratégica que ha dado lugar a lo que algunos denominan como una “OPEP del níquel”, controlada por Pekín y Yakarta, lo que se considera que crea una gran vulnerabilidad particularmente para los países occidentales.

En la actualidad, China no solamente contribuye aportando el capital, sino que también brinda la tecnología y el conocimiento necesarios para el procesamiento del mineral. Mientras tanto, los productores tradicionales occidentales observan la forma en que sus operaciones se reducen y se complejizan económicamente, teniendo que reducir su producción o vender activos en muchos casos.

El dilema occidental

Siguiendo lo mencionado con anterioridad, podemos destacar que el dominio indonesio hoy tiene un precio que no se refleja en la Bolsa de Metales de Londres. La marcada ventaja competitiva del país se basa fundamentalmente en el uso intensivo del carbón para alimentar las fundiciones, lo que genera una huella de carbono masiva que choca directamente con los objetivos de la transición energética que el propio níquel debería facilitar. De lo que se trata es de un níquel “sucio” que podría enfrentar diversas barreras comerciales, como es el caso del mecanismo de ajuste del carbono de la Unión Europea. A esto se suman denuncias sobre el impacto social y medioambiental de la minería.

El panorama para Occidente es sumamente complejo, debido a que producir níquel a nivel nacional es mucho más caro y enfrenta una fuerte oposición tanto social como regulatoria. No obstante, depender del eje asiático implica, por su parte, aceptar una dependencia estratégica de un competidor geopolítico y asumir la alta huella de carbono de su producción. Además, el avance de tecnologías alternativas, como las baterías de litio-ferrofasfato, que no requieren níquel, añaden un factor de incertidumbre sobre la demanda futura. De esa forma, la electrificación global se encuentra en una encrucijada, ya que el níquel barato de Asia lo que hace es acelerar la transición, pero a un costo geopolítico, humano y ambiental que se empieza a tener en cuenta.

A pesar de los debates mencionados con anterioridad, los analistas destacan la importancia estratégica del níquel, el cual sigue siendo un pilar insustituible para la transición energética y el funcionamiento industrial avanzado. La disyuntiva se centra en los métodos de producción y las cadenas de suministro que definirán la próxima década de la mano de la geopolítica. En este marco, el reto no es reemplazar el níquel, sino alinear su producción con los mismos objetivos que ayuda a cumplir y determinar nuevas estrategias.

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