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Durabilidad del zamak, tratamientos y recubrimientos

El zamak es una aleación de zinc que cuenta con magnesio, aluminio y cobre. Se destaca especialmente por su resistencia a la corrosión y por su durabilidad. No obstante, hay una serie de tratamientos que se llevan a cabo con el objetivo de potenciar dichas cualidades y garantizar, así, una mayor vida útil y una mejor funcionalidad. A continuación, vamos a contarte todo lo que necesitás saber al respecto.

Las propiedades y la durabilidad del zamak

Siguiendo lo mencionado con anterioridad, podemos destacar que el zamak es reconocido especialmente por su buena resistencia mecánica, como así también por su bajo punto de fusión y por su muy alta capacidad para ser moldeado y adquirir diversas formas.
Si bien es cierto que es un material robusto, cuando se expone a factores ambientales o condiciones adversas, su integridad se puede ver afectada. Uno de los principales riesgos en este sentido es la corrosión, que puede comprometer tanto su apariencia como su estructura. Para evitar que esto pase, se llevan a cabo tratamientos como los que mencionamos a continuación.

Tratamientos del zamak

Los principales procedimientos que se pueden realizar en el zamak para mejorar su resistencia y su durabilidad son:

La pasivación

La pasivación es uno de los métodos fundamentales a la hora de proteger el zamak de la corrosión. Es un procedimiento que implica el tratamiento de la superficie del metal usando para eso sustancias químicas que generan una capa protectora y que pueden ser cromatos o fosfatos. Dicha capa creada actúa como una barrera ante la humedad y los agentes corrosivos en general, prolongando considerablemente la vida útil del metal.

El anodizado

En segundo lugar, el anodizado es un proceso que suele ser asociado mayormente con el aluminio, pero que también se puede aplicar en el zamak. Es una técnica que se basa en la creación de una capa de óxido en la superficie del metal, aumentando su resistencia a la corrosión y mejorando su aspecto estético. Es un proceso electrolítico que genera una capa uniforme que preserva la integridad del zamak, especialmente en los ambientes agresivos para el metal.

El cromado y niquelado

Por su parte, el recubrimiento con níquel o con cromo también es una práctica muy común para mejorar la resistencia del zamak a la corrosión. Son metales que lo que hacen es ofrecer una capa protectora que resiste la oxidación y realza la estética del metal. En el caso particular del cromado, este también aporta mayor dureza superficial y un brillo distintivo en términos estéticos.

Los recubrimientos orgánicos

Cuando hablamos de recubrimientos orgánicos estamos haciendo referencia a pinturas o esmaltes especiales que se aplican para brindar una capa protectora a la superficie del zamak. Son recubrimientos que no solamente protegen al zamak contra la corrosión sino que, además, pueden ofrecer propiedades estéticas personalizadas. Esto lo que permite es adaptarse a distintas aplicaciones y entornos industriales o de otro tipo.

El PVD y las tecnologías emergentes

Finalmente, hoy en día la tecnología ha introducido avances considerables en el campo de los recubrimientos para materiales como el zamak. Un ejemplo de eso se encuentra en la técnica de PVD o deposición física de vapor, lo que se ha destacado por ofrecer una gran capacidad para aplicar capas delgadas de material que actúen como protección para el zamak. Lo que se logra con esto es incrementar la resistencia a la abrasión y corrosión, extendiendo la vida útil del metal.

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